Ayer viernes, al atardecer, que era a cámara lenta, tenia una imperiosa necesidad de oir alguna palabra amable, de sentir a alguien afín cerca, de notar un roce o un aliento cerca.... claro que donde yo vivo eso es difícil: los pájaros cantan todo el tiempo, pero acercarse a ellos......, y los gatos, si les doy comida, se dejan acariciar.... pero no era esa la necesidad que sentia, así que me fui por los caminos donde acostumbraba a estar Pipi.
Hace ya mucho que no la veia y no tenia muy claro que fuese correcta mi intención de búsqueda, pues era un: "Quiero que me abraces" que decian mis pensamientos..... Eso sin tener en cuenta para nada que ella tenia su propia vida, su tiempo allí donde esté... pero así somos los humanos a menudo, solo miramos nuestras necesidades. Y seguí caminando por esos senderos que el atardecer iba tiñendo de amarillo, realzando los relieves de la urdimbre del bosque, el proximo paisaje desde las pequeñas sombras que emergen de la tierra, y que apenas vislumbramos si no estamos muy atentos.
En un recodo estaba el árbol-totem donde a menudo se columpiaba.... y ...no, no estaba, pero ¿porqué el camino empezó a tener otro volumen? ¿a crecer? tras los recodos, tras la zona umbría, en el largo sendero que acompaña a los cultivos estaba ella, sonriendo y seria,
como solo ella sabe hacer.
No llevaba a su inseparable titi, venia sola y me dijo entre el silencio de la tarde que caia, los reflejos del sol entre las copas de arboles lejanos y una brisa que levantó con su presencia, que ya me habia oido, que ¿porqué me preocupaba?
Con la brisa me regaló un abrazo y una sonrisa....
Y hoy he ido a recorrer de nuevo esos caminos para darle las gracias, para recoger unas cuantas unas imágenes que creo le gustaran, eso si se acerca en algún momento por estos caminos virtuales, aunque me parece que no le interesan mucho....
Y aquí algunas de las imágenes que he podido recoger.....
