martes, 27 de diciembre de 2011

Anoche, ya de madrugada, Pipi vino a verme. No podia dormir, ¿Quizás era una inquietud post Navideña? No creo, la Navidad la pasé en Montserrat, caminando por la montaña y en el refugio de Sant Benet la noche. Desde allí vi los fuegos fatuos de la ciudad, de las conurbitaciones que hemos creado en la expansión social. Al amanecer, sin embargo, volvia la paz: Aquellas luces que tililan en la noche y en el frio desaparecen y con ellas todas las cosas que quieren anunciar. Regresé a Vilaritg, las ermitas donde quise quedarme estaban ocupadas. En casa pese al cansancio y el frio acumulado no hubo manera de dormir. Creo que en realidad fuí yo quien llamó a Pipi, y ella pese a lo intempestivo de la hora  vino a verme. Que bueno es encontrarla, saber que siempre responde, saber de su honestidad... Te quiero Pipi



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