Salí a pasear con ganas de encontrar a mi amiga tralala.
Podria estar en cualquier recodo...
sentada en alguna piedra,
escuchando el parloteo de las mariposas o
sencillamente
viendo como los minutos se disuelven al mezclarse con la naturaleza.
Salgo a menudo a dar un vuelta por estos caminos que hay alrededor de casa, y no siempre tengo alguna intención, sea encon-tra(r)lalala o recoger setas, estirar las piernas o ver si el riachuelo lleva agua….. Decía no se quien que el afán de la victoria hace perder la batalla, o que la intención mata la pureza… así las primeras imágenes que he encontrado no tienen ningun acercamiento. Y en cambio me han hablado de un mundo donde los opuestos son una realidad inseparable,
pero diferenciados, no armónicos.
Y me ha traido caras de entes que no tenía ganas de ver….
En realidad si hubiese estado atento a la primera imagen habría sido consciente de que hoy no tocaba buscar a nadie, hoy era un día de caza, de arco sutil, flecha sutil, y la unión una cruz o un gesto de acción: dejar que sucediese.
SORPRESA
Acercándome a los insectos,
a su libar,
a ese esconderse,
entre colores y explosiones de vida
se iba construyendo un regalo, un camino de “ahora”.
La intención se había disuelto, el deseo de encontrar no era, ya era volátil, como los pensamientos, y se la había llevado un rumor entre hojas vaciando el espacio del sentir, del sentir ahora inmenso y pleno de vivencias entrelazadas, bordando las costuras del tiempo que se había quedado en el recodo del camino, muy al principio, donde todavía el pensamiento decía: verano, insecto, chumbera, mora, romero, cultivo, camino….
No he tenido conciencia del cambio, pero si que me he visto escuchando los sonidos del color en los bordes del camino, las palabras sin significado de los guijarros, los rumores del viento que lo construía, y oyéndolos les respondo al acercarme, casi dialogando con ellos, y digo casi, porque mente, todo el tiempo, ha intentado ensuciar esa sencilla magia de ser que tan pocas veces oímos: un hada de colores,
un corazón entre sombras y luces,
una estrella radiante,
un rostro pan-piedra-guardián-amigo,
un rincón de terciopelo,
y el árbol de luz…..
donde todos, por fin, estan anudados, atados a la vida…..
Y ahí si, he vuelto a encontrar a mi amiga Tralala, columpiándose entre los nudos y mordiendo una brizna de yerba de anís mientras sonrie.
QUE BONIIIIIIIITO MARIO!!!!!
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