
A sentirla, a vivirla compartiendola con los gatos, sus verdaderos habitantes, a escuchar sus silencios y el rumor del tiempo. Dejé que la atención se viese llamada por lo que quisiese mostrarme. Cada dia alguna imagen. Y cada dia se enlazó con el siguiente como si quisiese argumentar un discurso. ¿Qué me explicaba? veo todo el tiempo la belleza de la vida creciendo, expandiéndose, viviendo sus ciclos. ¿Qué más podría pedirle a un tórrido mes de agosto?